BAHINAS

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La Casa Común

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lunes, 25 de octubre de 2010

Gracias

Recuerdo perfectamente la tarde en la que, después de más de veinte años de distancia (que no de olvido), me reencontré telefónicamente con Chumi.

Justo después de colgar, aún bastante emocionado, te llamé para contártelo. No te lo creías, me agobiaste a preguntas, ¿cómo está?, ¿tiene hijos?, ¿y Juan Carlos?, ¿sabe algo de los demás?, y sé que poco después de hablar conmigo te pusiste en marcha, y ya todo fue imparable.

Antes que tú, por esa conjunción mágica que sólo se encuentra en Bahinas, algunos de nuestros amigos se habían empeñado en que aquella historia que empezó en los 70 no muriera nunca, que se recuperara, más tarde o más temprano, en la memoria de todos los que alguna vez estuvimos en ese rincón especial. No sólo Fermín y Mari, no sólo Luis y Marco, que siguieron regentando el negocio, también Luisito, volviendo a su Asturias del alma año tras año, manteniendo encendida siempre la antorcha del reencuentro (que grande eres Luisito, que grande Yoli), y el propio Chumi, que desoyendo la canción, volvió al lugar donde un día fue feliz, y por fortuna para todos nosotros, para quedarse.

Luego vino el reencuentro, ¿te acuerdas?, ¿íbamos realmente nerviosos en el coche?, luego las lágrimas, los abrazos, la sidra, el corderu….

Y luego todo lo demás, todos aquellos a los que recuperaste o descubriste en dos nuevos veranos, y en un sinfín de nuevos reencuentros, y de los que no parabas de hablar.

Tengo que decirte que estuvieron todos, vi a Luisito y a Yoli, a Chumi y a Mónica, a Juan Carlos y a Maite, a Sonia, a Olga, a Loli, a David y Begoña, a Silvia y a Ramón, a Carly, a Maxi, a Fermín y Mari, a Luis y a Marco, pero también muchos otros (son tantos nombres ……), amigos Bahineros en la distancia, parejas, familia, hijos de aquellos, todos con un hueco en su memoria para ti, y todos ellos llevaban su manojo de hierba en la mano para decirte adiós, y todos arrojaron hierba y lágrimas, conscientes esta vez de la larga ausencia, de ese último verano.

Yo quiero decirle a todos (Luis, Alejandro, Emma, también de vuestra parte), que no existe la ausencia, que habrá veranos mientras siga viva la última brizna de hierba de Bahinas, la última ola de su playa, mientras viva tu sonrisa en nosotros, en nosotros queda.

Y también quiero deciros, que me queréis a mí al haberla amado a ella, algunos sin ni siquiera conocerme, y que yo os quiero a todos, a todos vosotros, a algunos sin ni siquiera conoceros, porque no puedo sino devolver todo el amor y amistad que recibió mi hermana.

Gracias a todos de corazón. Os queremos amigos.
Te queremos, Susana.

Alejandro, Luis, Emma y Joserra.