Bahinas se cubrió de piedras
y con ella mi infancia.
Ese verano terminó la estación de las lluvias.
Añoro aquel dolor de puericia,
como cuando camino de Munielles,
entre las rocas,
espiábamos a dos amantes
que embelesados,
buscaban refugio en las cuevas
llenas de verdín y de sargazos,
para librar con las olas sus batallas.
Hoy es una playa triste,
una orilla de inviernos
y botellas de lejía.
Versos del desánimo – 2003
Joserra
BAHINAS

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jueves, 23 de octubre de 2008
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